Cassie, cuando llegó a los 30.000 seguidores en twitter nos
regaló una escena de Ciudad de Hueso que no aparece en el
libro, y en la que Alec y Magnus son los protagonistas, y en dónde podemos
conocer su primer encuentro a solas y el primer beso de la pareja.
Escena Malec
Parte 1
ESPECIAL: BESO
Estaba impreso en papel fino, casi pergamino, en una
delgada y elegante mano. Anunciaba una reunión en la humilde casa de Magnus, un
magnifico Brujo, y al asistente prometía "una calurosa tarde de delicias
más allá de tus salvajes fantasías." - Ciudad de Hueso.
Parado en el hueco de la escalera del hogar de Magnus, Alec
observó el nombre debajo del timbre de la pared. BANE. El nombre realmente no
parecia encajar con Magnus, reflexionó, al menos, no ahora que lo conocía. Si
tu realmente pudieras decir que conoces a alguien cuando asistes a una de sus
fiestas, una vez, y después ellos salvan tu vida pero no estás consciente para
agradecerle. Pero el nombre de Magnus Bane le hizo pensar en una especie de
figura imponente, con grandes hombros y una túnica morada formal de brujo,
invocando al fuego y al relámpago. No a ese Magnus, quién era más bien una
mezcla entre pantera y un elfo loco.
Alec respiró hondo y dejó salir el aire. Bueno, había
llegado tan lejos, que tal vez podría seguir adelante. En lo alto, la bombilla
descubierta colgaba como sombras barridas, mientras se aproximaba hacia delante
y presionaba el timbre.
Un momento después una voz hizo eco a través del hueco de la
escalera. "¿QUIÉN INVOCA AL ALTO BRUJO?"
"Emm" dijo Alec. "Soy yo. Que diga, Alec.
Alec Lightwood"
Hubo una clase de silencio, como si incluso el mismo pasillo
se hubiera sorprendido. Después un sonido metálico, y la segunda puerta se
abrió, dejándolo dentro de la escalera. Se dirigió hacia las tambaleantes
escaleras dentro de la oscuridad, las cuáles olían como a pizza y polvo. El
ascenso al segundo piso era brillante, la puerta al otro extremo abierta.
Magnus Bane estaba apoyado en la entrada.
Comparado con la primera vez que Alec lo vió, lucía bastante
normal. Su cabello negro todavía estaba en picos, y parecía adormilado; su
cara, incluso con esos ojos de gato, muy juvenil. Usaba una camiseta negra con
las palabras UN MILLON DE DOLARES colocada a través del pecho en lentejuelas, y
vaqueros que colgaban bajos en sus caderas, tan bajos que Alec apartó la
mirada, mirando hacia sus propios zapatos. Los cuáles eran aburridos.
"Alexander Ligthwood," dijo Magnus. Tenía el leve
rastro de acento, uno en el que Alec no podía poner sus dedos en la
pronunciación de las vocales. "¿A qué debo el placer?"
Alec miro detrás de Magnus- "¿Tienes-
compañía?"
Magnus cruzó sus brazos, lo que hizo lucir bien a sus
biceps, y se apoyo contra el lado de la puerta. "¿Porqué quieres
saberlo?"
"Esperaba poder tener una charla contigo."
"Hum." Los ojos de Magnus lo miraban de arriba a
abajo. Realmente brillaban en la oscuridad, como el de los gatos. "Bien,
entonces." Se volteó abruptamente y desapareció dentro del departamento;
después de un momento de sorpresa, Alec lo siguió.
El desván lucía diferente sin cientos de cuerpos mezclándose
en él. Era - bueno, no común, pero la clase de espacio en el que alguien tal
vez viviría. Como la mayoría de los desvanes, tenía una enorme habitación
central divida en "cuartos" por un grupo de muebles. Había una
colección de cuadros, de sofás y mesas ubicadas a la derecha, hacia donde
Magnus hizo un gesto a Alec. Alec se sentó sobre un sofá de terciopelo dorado
con elegantes volutas de madera en los brazos.
"¿Te apetece un poco de té?" preguntó Magnus. No
estaba sentado en una silla, pero se había tendido sobre una otomana con mechones
y sus largas piernas estiradas frente a él.
Alec asintió. Se sentía incapaz de decir algo. Algo que
fuera interesante o inteligente. Era siempre Jace el que decia las cosas
inteligentes e interesantes. Él era el parabatai de Jace y esa era toda la
gloria que necesitaba o quería: ser la estrella oscura de un supernova. Pero
este era un lugar donde Jace no podia acompañarlo, algo con lo que Jace no
podía ayudarlo. "Seguro."
Su mano derecha sintió calor de repente. Miró hacia abajo, y
se dió cuenta de que sostenía una taza de papel encerado de Joe, el Arte del
Café. Olía como a Chai. Saltó, y apenas escapó de derramárselo sobre sí mismo.
"Por el ángel -"
"Me ENCANTA esa expresión," dijo Magnus. "Es
tan original."
Alec lo miró. "¿Robaste este té?"
Magnus ignoró su pregunta. "Así que," dijo
"¿Porqué estás aquí?"
Alec tomó un trago del té robado. "Quería
agradecerte," dijo, cuando tomo algo de aire. "Por salvar mi
vida."
Magnus se inclinó hacia atrás sobre sus manos. Su camiseta
rodó sobre su estómago plano, y esta vez Alec no tenía hacia donde mirar.
"Tu quieres agradecérmelo."
"Salvaste mi vida," dijo Alec, de nuevo.
"Pero yo estaba delirando, y no creo que realmente te haya dado las
gracias. Sé que no tenías que hacerlo. Así que gracias."
Las cejas de Magnus desaparecieron en su linea de cabello.
"¿De... nada?"
Alec colocó su té abajo. "Tal vez debería irme."
Magnus se levantó. "¿Después de haber llegado tan
lejos? ¿Todo el camino hacia Brooklyn solo para agradecérmelo?."
Estaba sonriendo. "Eso sí que sería una perdida de esfuerzo." El se
acercó y puso su mano sobre la mejilla de Alec, su pulgar acariciando su
pómulo. Su toque se sentía como fuego, formando chispas a su apso. Alec se
paralizó soprendido - sorprendido del gesto, y sorprendido del efecto que
estaba teniendo de él. Los ojos de Magnus se redujeron, y retiró su mano.
"Huh," se dijo a si mismo.
"¿Qué?." Alec repentinamente se preocupó sobre si
había hecho algo mal. "¿Qué es?"
"Es tan sólo que..." Una sombra se movió detrás de
magnus; con fluida agilidad, el Brujo miró alrededor y recogió del suelo a un
pequeño y atigrado gato de color gris y blanco. El gato se enredó
misteriosamente en su brazo y miraba a Alec con sospecha. Ahora dos pares de
ojos dorado-verde lo observaban. "No era lo que esperaba."
"¿De un Cazador de Sombras?."
"De un Lightwood."
"No sabía que conocieras tan bien a mi familia."
"He conocido a tu familia desde hace cientos de
años." Los ojos de Magnus buscaban su rostro. "Y tu hermana, ella es
una Lightwood. Tu -"
Parte 2:
"Ella dijo que yo te gustaba".
"¿Qué?"
"Izzy. Mi hermana. Me dijo que yo te gustaba. Te
gustaba. Te gustaba."
"Me gustabas, ¿Me gustabas?." Magnus enterró su
sonrisa en la piel del gato. "Perdona. ¿Tenemos doce años? Yo no recuerdo
haber dicho nada a Isabelle..."
"Jace lo dijo también." Alec fue contundente; era
la única manera que conocía como ser. "Que yo te gustaba. Que cuando él
subió aquí arriba, tu pensabas que era yo y te decepcionaste al ver que era él.
Eso nunca sucede."
"¿No sucede? Bueno, debería."
Alec se sobresaltó. "No - me refiero a Jace, él es....
Jace."
"Él trae problemas," dijo Magnus. "Pero tu no
tienes malicia. Lo cuál en un Lightwood, es una adivinanza. Vosotros siempre
habéis sido una familia trazada, como unos Borgia de renta baja. Pero no hay
mentiras en tu cara. Tengo el sentimiento que todo lo que dices sincero."
Alec se inclinó hacia delante. "¿Quieres salir
conmigo?."
Magnus parpadeó. "Ves, eso es a lo que me refiero.
Sincero."
Alec se mordió el labio y no dijo nada.
"¿Por qué quieres salir conmigo?," inquirió
Magnus. Estaba frontando la cabeza de Presidente Miau, sus dedos largos
doblaban las orejas del gato hacia abajo. "No es que no seas altamente
deseable, pero la manera en qué lo has pedido, parecía como si pidieras algún
tipo de ajuste -"
"Lo hago," dijo Alec. "Y pensaba que yo te
gustaba, y dirías que sí, y podría intentar - quiero decir, podríamos intentar
-," Puso su cara entre las manos. "A lo mejor fue un error."
La voz de Magnus fue suave. "¿Sabe alguien que eres
gay?."
Alec sacudió la cabeza; se encontró respirando un poco
fuerte, como si hubiera corrido una carrera. Pero que podía hacer, ¿negarlo?
¿Cuando vino aquí a hacer exactamente lo contrario? "Clary," dijo,
con voz ronca. "Lo que fue... Fue un accidente. Y Izzy, pero ella nunca
dirá nada."
"No a tus padres. ¿No a Jace?"
Alec pensó sobre Jace sabiéndolo, y alejó el pensamiento,
fuerte y rápido. "No. No, y no quiero que ellos lo sepan, especialmente
Jace."
"Pienso que podrías decírselo." Magnus frotó
la barbilla de Presidente Miau. "Se rompió en pedazos como un puzzle
jigsaw cuando pensó que ibas a morir. Se preocupa -"
"Pienso que mejor no." Alec seguía respirando
rápidamente. Se frotó las rodillas de sus vaqueros con los puños. "Nunca
he tenido una cita," dijo en voz baja. "Nunca he besado a nadie.
Nunca. Izzy dijo que yo te gustaba y pensé -"
"No soy indiferente. ¿Pero te gusto? Porque este tema
de ser gay no significa que debas arrojarte a cualquier tío y estará
bien porque no sea una chica. Hay gente que te gusta y gente que no."
Alec pensó en su habitación en el Instituto, estando en un
dolor delirante y envenenado cuando Magnus entró. Apenas le había reconocido.
Estaba casi seguro que había estado gritando por sus padres, por Jace, por
Izzy, pero su voz solo podía salir en un susurro. Recordó las manos de Magnus
sobre él, sus dedos frescos y suaves. Recordó el fuerte agarre que mantuvo en
el pecho de Magnus, por horas y horas, incluso después que el dolor se fuera y
sabía que estaría bien. Se recordó mirando la cara de Magnus en la luz del
amanecer, el oro del amanecer brillando como oro en sus ojos, y pensando lo
extrañamente precioso que era, con su mirada y gracia de gato."
"Sí," dijo Alec. "Me gustas."
Se encontró con la mirada de Magnus de frente. El brujo le
estaba mirando con una especie de mezcla de curiosidad, afecto y asombro.
"Es tan extraño," dijo Magnus. "Genérico. Tus ojos, ese color
-." Se paró y sacudió la cabeza.
"Los Lightwood, ¿sabías que nunca tuvimos ojos
azules?."
"Monstruos de ojos verdes," dijo Magnus, y sonrió.
Depositó a Presidente Miau en el suelo, y el gato se movió hacia Alec, y se
frotó contra su pierna. "A Presidente le gustas."
"¿Es eso bueno?."
"Nunca salgo con alguien que no le guste a mi
gato," dijo Magnus fácilmente, y se levantó. "Así que digamos,
¿Viernes noche?".
Una gran ola de alivio llegó a Alec. "¿De verdad?
¿Quieres salir conmigo?."
Magnus sacudió su cabeza. "Tienes que parar de jugar al
difícil de conseguir, Alexander. Hace las cosas difíciles." Sonrió. Tenía
una sonrisa como la de Jace - no era como si ellos se parecieran, pero el tipo
de sonrisa que ilumina todo su rostro. "Vamos, te acompaño a fuera."
Alec se dirigió detrás de Magnus hacia la puerta principal,
sintiendo como si el peso se hubiera ido de sus hombros, uno que ni él sabía
que estaba llevando. Por supuesto que tendría que sacar una excusa sobre dónde
iba a ir el Viernes noche, algo en lo que Jace no quisiera participar, algo que
necesitara hacer solo. O podría pretender que estaba enfermo y escaparse.
Estaba tan perdido en sus pensamientos que casi tropezó con la puerta
principal, contra la que Magnus estaba apoyado, mirándolo con ojos
entrecerrados como medias lunas.
"¿Qué sucede?," dijo Alec.
"¿Nunca has besado a nadie?," dijo Magnus.
"¿Nadie en absoluto?."
"No," dijo Alec, esperando que eso no le
descalificara para salir con él. "No un beso de verdad."
"Ven aquí." Magnus lo cogió por los codos y lo
acercó más. Por un momento, Alec estaba totalmente desorientado por la
sensación de estar tan cerca de otra persona, la clase de persona de la que él
quería estar cerca tanto tiempo. Magnus era alto y delgado, pero no flaco. Su
cuerpo era duro. Sus brazos ligeramente musculosos, pero fuertes. Era
centímetros más alto que Alec, lo cual era raro, y se complementaban a la
perfección. Los dedos de Magnus estaban debajo de su
barbilla, levantando su cabeza ligeramente, y entonces se besaron.
Alec escuchó un sonido saliendo de su propia garganta y luego sus bocas se
fundieron con una urgencia descontrolada. Magnus, Alec pensó encantado,
realmente sabía lo que hacía. Sus labios eran suaves, y superaba a Alec
en experiencia, explorando su boca: una sinfonía de labios, dientes,
lengua,.. cada momento despertando sensaciones que él ni sabía que tenía.
Encontró la cintura de Magnus con sus dedos, tocando su piel
desnuda, la cual había estado evitando mirar hasta el momento, y deslizó su
mano bajo la camiseta. Magnus se tensó por la sorpresa, pero luego se relajó.
Dejó correr sus manos por los brazos de Alec, por su pecho, su cintura,
encontrando las tiras del cinturón de Alec, tirando de ellas y acercándolo más.
Su boca dejó la de Alec, y Alec sintió la presión caliente de sus labios por la
garganta, donde la piel era tan sensible que parecía estar conectada con los
huesos de sus piernas, las cuales estaban a punto de desfallecer. Justo antes
de caerse al suelo, Magnus lo soltó. Sus ojos brillaban, y también lo hacía su
boca.
"Ahora ya has sido besado," dijo, pasando por
detrás de él y abriendo la puerta. "¿Nos vemos el Viernes?."
Alec aclaró su garganta. Se sentía mareado, pero también
aliviado. La sangre corría por sus venas como un coche de formula uno, todos
los colores parecían brillar. Mientras salía por la puerta, se giró y miró a
Magnus, quién le miraba con gracia. Dio un paso adelante y estiró al brujo
hacia él. Magnus cayó sobre él, y Alec le besó. Fuerte, rápido, confuso, sin
práctica, pero con todo lo que tenía dentro. Atrajo a Magnus más cerca de él,
su propia mano entre los dos, y sintió el corazón de Magnus dar un brinco en su
pecho.
Dejó de besarle y se apartó.
"El Viernes." dijo, y dejó que Magnus se marchara.
Dio la vuelta y se alejó por el pasillo, Magnus mirándole. El Brujo cruzó los
brazos y se acomodó la camiseta donde Alec lo había agarrado, y sacudió la cabeza,
sonriendo.
"Lightwoods," dijo Magnus. "Siempre tienen
que tener la última palabra."
Cerró la puerta detrás de él, y Alec corrió bajando las
escaleras de dos en dos, la sangre palpitando en sus oídos como si fuera
música.
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